lunes, 6 de octubre de 2008

ESTRATEGIAS IDEOLÓGICAS

ESTRATEGIAS IDEOLÓGICAS

La mayoría de las teorías de la ideología han surgido en el seno de la tradición del pensamiento materialista, y en este materialismo es habitual una posición escéptica hacia la posibilidad de otorgar una gran prioridad de la conciencia social; porque por sí sola no puede desencadenar ningún cambio fundamental en la historia.

Las clases dominantes disponen de muchas más técnicas de control social negativo, mucho más prosaica y materiales que la de persuadir a sus súbditos de que pertenecen a una raza dominante o exhortarles a identificarse con el destino de la nación. Una de ellas es:
En las capitalistas, los medios de comunicación son un potente recurso a través del cual se difunde la ideología capitalista. Por ejemplo: La televisión es más una forma de control social que aparato ideológico, por que es más importante el acto de contemplarla que su contenido ideológico.

N, Abercrombie, S. Hill y B.S. Turner en su libro “La tesis de la ideología dominante”:

No pretenden negar la que existan ideologías dominantes, pero no están seguras de que estas constituyan un medio importante de dar cohesión a una sociedad. Para ellos estas ideologías pueden unificar la clase dominante, pero no sirven para moldear las conciencias de los subordinados. Por ello, estas ideologías están llenas de fisuras y de contradicciones. Debido a que los subordinados tienen sus propias culturas ricas y resistentes.


Jürgen Haberlas, en sus obras “Hacia una sociedad racional” y “La crisis de legitimación”:

Propone que la ideología ha sido sucedida por la tecnología y las formas más metafísicas de control ideológico han dado paso a las formas tecnocráticas.

La ideología es esencialmente una cuestión de significado, en su sentido clásico es superflua, requiere una cierta subjetividad profunda en la que opera una cierta receptividad innata a sus dictámenes, y sin embargo, no hay suficiente subjetividad para que la ideología eche raíces.

La ideología es redundante en las sociedades capitalistas modernas. Pues se supone que la ideología engaña; y en el medio cínico del posmodernismo todos somos demasiado despabilados, astutos y taimados para ser engañados siquiera un instante por nuestra propia retórica oficial. Se instaura una disparidad entre lo que la sociedad dice y lo que hace; a continuación, la racionalización se vuelve irónicamente auto consciente; y por último esta propia autoironización pasa a desempeñar fines ideológicos. El nuevo tipo de sujeto ideológico no es la desventurada víctima de la falsa concien­cia, sino que sabe exactamente lo que está haciendo; sólo que aun así, sigue haciéndolo.

tesis del «fin de las ideologías»

Generaliza de manera espuria a toda la sociedad una modalidad de conciencia que en realidad es muy específica.

La ideología dominante no pretende ser tomada en serio o literalmente Es como si la ideología dominante ya se hubiese acomodado al hecho de que vamos a ser escépticos hacia ella, y hubiese reorganizado sus discursos en consecuencia.

La ideología es una ilusión, es una ilusión que estructura nuestras prácticas sociales; y en esta medida la falsedad está del lado de lo que hacemos, y no necesariamente de lo que decimos


Raymond Geuss ha propuesto una distinción útil entre definiciones descriptivas, peyorativas y positivas del término ideología.

En sentido descriptivo o antropológico las ideologías son sistemas de creencias característicos de ciertos grupos o clases sociales, com­puestos por elementos discursivos y no discursivos.

En el sentido peyorativo, la ideología es un conjunto de valores, significados y creencias que han de concebirse de manera crítica. En este sentido, ideología significa ideas contaminadas en su raíz, genéticamente defectuosas.

Pero las ideologías también pueden enfocarse de modo más positivo. Aquí -ideología significa un conjunto de creencias que mantiene unido e inspira a un grupo o clase específico en el logro de intereses políticos considerados deseables. Entonces la ideología es a menudo sinónimo del sentido positivo de conciencia de clase. La ideología aún podría entenderse como un conjunto de ideas configuradas por una motivación subyacente, y funcionales para conseguir ciertos fines.

La ideología puede a un estatus «metalingüístico» y nombrarse a sí misma, al menos parcialmente, sin abandonar su posición. Y esta autorreflexión parcial puede afianzarse en vez de relajarse. El hecho de que siempre haya de concebirse a las ideologías como fenómenos naturalizadores y universalizadotes, naturaliza y universaliza el concepto de ideología.

1 comentario:

Carla Arboleda, Javier Masache, Daniela Velasco dijo...

Díficilmente las estrategias están explícitas y desde un punto de vista estoico, no podemos luchar contra ellas. Son más fuertes que los hombres y menos visibles se tornan mientras mejor son utilizadas.

¿Entonces como podemos estar prevenidos?, ¿son todas las ideologías una estrategia en si mismas?